por Manuel García Cienfuegos | Nov 22, 2025 | Noticias
Cronista Oficial de Montijo y Lobón
Fue ayer viernes, 21 de noviembre, con la tienda abarrotada de familiares, empleados, amigos, clientes, compañeros comerciantes, empresarios, y autoridades, asistiendo el alcalde de Montijo, Javier Cienfuegos Pinilla, concejales de Montijo, exalcaldes, y alcalde y concejales de Barbaño. Un acto emotivo y sencillo que puso en valor el emprendimiento que desde su fundador, D. Manuel Polo Onteniente, natural de la ciudad alicantina de Crevillente, reino de Valencia, de ahí el nombre de la tienda, hasta la actualidad que dirigen los nietos del fundador, Manolo y Cayetano.
Manolo Polo me invitó que hablara y presentara el acto y así lo hice en calidad de Cronista Oficial de Montijo y Lobón, junto con el alcalde de Montijo, la presidenta de la Asociación de Empresarios de Montijo, Elvira Prieto Molano, representantes de la firma Chiruca, venidos de Arnedo (La Rioja), y como final la intervención y agradecimiento de Manuel Polo Cabezas.
EL DÍA DE SU APERTURA LA VALENCIANA HIZO DE CAJA 13 PESETAS,
Destaqué la llegada a Montijo del fundador, atraído por las obras del Plan Badajoz, posibilitando un nuevo mercado comercial con la creación de los pueblos nuevos: Barbaño, Valdelacalzada, Guadiana, Pueblonuevo del Guadiana. Negocio que en sus comienzos ofrecía calzado, junto a la popular zapatilla y artículos de guarnicioneria: jáquimas, cabrestos, borniles… soga de cáñamos, esparto sombreros de paja, esteras y escobas de palma. Aún pervive en la memoria el mostrador y la estantería de la tienda que fue haciendo D. Manuel Polo Onteniente con la madera de los cajones donde llegaba embalado las alpargatas y los zapatos.
El primer día que abrió sus puertas “La Valenciana”, fue anotado en el libro de ventas la cantidad recaudada: 13 pesetas. Junto a “La Valenciana”, el territorio comercial en su collación estaba formado por los establecimientos comerciales de Arturo Pérez Mena, platería y relojería; Tomás Sánchez Vega, maestro relojero; Muebles del Viejo, Calzados Pérez, Diego Villalobos, venta y cambio de novelas; Tejidos Horacio, Marcelino Colino, Oficina Postal de Correos y la droguería y perfumería de Fernando Pérez Palomo.
COMPROMISO CON LA EXCELENCIA Y LA CALIDAD
Durante el acto fue un constante recordar al hijo del fundador, el inolvidable, siempre recordado, Juan Cayetano Polo de Vargas (qepd), un ser especial que comenzó a vender desde el mostrador de la “Valenciana” a la edad de ocho años. Su mujer, Juana Cabezas, asentía emocionada.
Cuando D. Manuel Polo creó este negocio familiar, año 1950, lo hicieron también familiares suyos en Zafra, Villafranca de los Barros, Don Benito, Fregenal de la Sierra y Mérida.
Finalmente Manuel Polo Cabezas en representación de La Valenciana dijo: “Nuestro compromiso con la excelencia en la calidad del producto y en el servicio es un compromiso real con cada uno de vosotros, con cada persona que está al otro lado del mostrador tanto físicamente como a través de nuestra web. Creo que ese puede que sea el secreto para haber convertido una tiendita de alpargatas de los años 50 en un pueblo de Extremadura en una empresa que lidera ciertos sectores a nivel peninsular como las sandalias de yute natural, las zapatillas de casa hechas a mano y el calzado de montaña. Ese compromiso real es nuestra verdadera satisfacción: hoy, el alma de “La Valenciana” se cose con los valores del equipo. A la edad de 22 años, en 2010, arrancó el momento en que los dos mellizos, Manolo y Cayetano, tomamos las riendas para liderar este proyecto, seguir escribiendo esta maravillosa historia y recorrer el camino junto a vosotros. Nuevas ideas surgieron en ese instante y proyectamos apostar más que nunca por el producto hecho aquí, de forma artesana, con fabricantes que combinan a la perfección la tradición junto con innovación, así como nuevas maneras de construcción del calzado. Pusimos de manifiesto, una vez más, nuestro compromiso con nuestra comunidad, al registrar la marca de zapatos La Valenciana, con modelos inspirados en Extremadura, con nombres como Jerte, Guadiana, Montijo y Villuercas”.
Enhorabuena por estos 75 años, en el que cada persona que asistió, destacó Manolo Polo, es alguien que reconocemos nos ha hecho mejores en este camino, nos ha cuidado, y sabemos que considera ésta su casa.
por Manuel García Cienfuegos | Nov 17, 2025 | Noticias
Cronista Oficial de Montijo y Lobón
“La igualdad es el reconocimiento público, expresado efectivamente en instituciones y costumbres, por el que un grado de atención igualitario es debido a todos los seres humanos” (Simone Weil). Fue el 17 de noviembre de 1975, cuando desde la Asociación de Padres de Familia de la Parroquia de San Pedro Apóstol, tomaron el acuerdo de hacer algo en nuestro pueblo por la discapacidad intelectual o del desarrollo. Fueron los primeros inicios de la creación de APROSUBA-8.
El Consejo de Ministros del 11 de abril de 1980 aprobó la concesión de Utilidad Pública para APROSUBA-8. El Ayuntamiento de Montijo, el 8 de septiembre 2016, le concedió y entregó la Medalla de Montijo a APROSUBA-8.
Enhorabuena por estos 50 años contribuyendo, desde el compromiso ético, con apoyos y oportunidades, a que cada persona con discapacidad intelectual o del desarrollo y su familia puedan desarrollar su proyecto de calidad de vida, así como a promover su inclusión como ciudadanos de pleno derecho en una sociedad justa y solidaria.
(Las cuatro fotografías muestran los centros de Aprosuba-8. El primer colegio en dependencias de la Escuela de Artes y Oficios. Luego en el ala derecha del antiguo Cuartel de la Guardia Civil. Colegio de Educación Especial “Ponce de León”, inaugurado en noviembre de 1982. Y el Centro Ocupacional con Sercom y otros Servicios)
NOTA. APROSUBA-8 MONTIJO junto con el resto de las Aprosubas de Extremadura se integró en el año 2016 en PLENA INCLUSIÓN.
por Manuel García Cienfuegos | Nov 17, 2025 | Artículos
Cronista Oficial de Montijo y Lobón
Salgo del Paseo por la calle que va a la Iglesia, concurrida los domingos y días de fiestas, hoy de Castelar, hasta la plazuela de doña Juana, luego de la Falange y ahora de la Constitución, y camino hacia arriba por la Avenida Emperatriz Eugenia, hacia la escalera grande del paseo del Campo de la Iglesia, un espacio tan capaz que pocos como él existen en la provincia. Un atrevimiento llamar avenida a esa porción de casas. Un visitante forastero al oír Avenida y después Rambla, dice que esperaba ver otro espacio distinto, más grande, más extenso.
Tras producir varios pasos hacia arriba aparece ‘El Piquete’, que no de ejecución sino el lugar más elevado de la cuesta, del cerro, monte, montecillo, Montillo, Montixo, Montijo. De Agla a voy al Montijo, vengo del Montijo. Del resplandor al montecillo. Del pozo, al agua, a la fuente de vida, arropada por la dignidad revestida por el poder del Concejo, bajo la sombra de unas acacias. En ‘El Piquete’ hubo cuatro ases comerciales: Martin Garay, Alfonso Merino, Benito Serrano y Domingo Pérez. Junto con el Bar Arriba de Pedro el rubio, marido de Catalina que vendía chucherías.
Al dejar ‘El Piquete’, que es la acrópolis según Montijo, está la calle Reyes Católicos, bautizada antes por la de los Entierros, pues por ella pasaban y pasan los cortejos fúnebres que iban al Cementerio que estuvo en el hoy Parque Municipal, en el Cerro de La Cruz, y el actual, en el camino que va hacia La Roca de la Sierra.
Siguiendo con el paseo por el Campo de la Iglesia, recinto que habla en su historia de silos para guardar granos, de almacenarlos en el Pósito, y de voces de la chiquillería del colegio Giner de los Ríos, luego nombrado Padre Manjón, donde hoy se enseña música, canto y danza. Donde se hace y transmite cultura.
Tras él la Huertecilla, las tierras del Barreal y el Valle, que desde los años cincuenta del siglo pasado se fueron llenando de calles, casas y un gran pozo que suministraba agua a los vecinos, ahora símbolo de esa barriada, en el principio de la calle que menciona al adelantado que vio por primera vez el océano Pacífico, Vasco Núñez de Balboa.
Bordeando la sinfonía de la piedra antigua, del monumento más grande, más alto y más esbelto, que resiste al paso de tiempo, que acoge el espacio del gótico tardío en su bóveda central, y del crucero y capilla mayor que labraron los canteros Francisco de Montiel, obrero mayor del duque de Feria, y su hijo Bartolomé. Llego a la calleja en la que se ven dos columnas y un dintel, junto a la estrechez de sus aceras. Son los restos de la primera parroquia cristiana hasta ahora documentada, la de San Isidro que no Isidoro. Aquí la luz vence a la noche al ser el tentudia montijano.
Dice Borges que en el hoy están los ayeres. Un ayer torturado y derrotado. Es el Montijo del aquí estuvo, pero ya no está. Cuánto patrimonio desaparecido. Cuánta insensibilidad, cuánta indolencia producida por los irresponsables que han gobernado el municipio, ante lo mucho y precioso que hemos perdido. Cuánta ignorancia e incultura derramada por la insensibilidad hacia la historia.
La plazuela del Conde, hoy de Cervantes, corazón santiaguista, es una muestra del ayer maltratado. La Casa de la Encomienda, el Hospital de pobres, la casa palacio de los Condes, la de sus administradores, la Casa Granero y la casa donde se recibía el correo. Todo destruido, ya no hay nada, solo la memoria de lo que fueron. Unas piedras de molino testifican su reutilización sobre un acerado. Hay geranios en un balcón. Eliminaron la plazuela de Las Cocheras para hacer la Plaza de Abastos y la derribaron para construir el Teatro. Que bien hubiera quedado estos dos espacios abiertos al Campo de la Iglesia y la plazuela de las Cocheras, junto con la admiración y sabor a historia de tanto monumento que hubo.
Jhon Ruskin, escritor y crítico de arte, ha sido así de rotundo: “Los antiguos edificios no son nuestros. Pertenecen en parte a los que los construyeron, y en parte a las generaciones que vendrán. Los muertos aún tienen algún derecho sobre ellos: aquello por lo que trabajaron…nosotros no tenemos derecho a destruirlos. Tenemos libertad de derribar lo que nosotros mismos hemos construido. Pero aquello por lo que otros hombres entregaron su fuerza, su salud y su vida, su derecho sobre ello, no acaba con la muerte”.
Cerca hay otra plazuela, la del Barrio de la Pringue, junto a la calle Carnicería, porque en ella estuvo esta casa municipal, ahora llamada de Cánovas, político conservador. En los escalofríos de diciembre huele a tripa y especias para la matanza. Los árboles amarillean. Y más allá, tras pasar las posadas que en otros tiempos dieron servicio a los huéspedes: la plazuela de Jesús. El Montijo del aquí estuvo, retorna de nuevo al desaparecido Teatro Calderón. Sorprende que aún se sigan oyendo lamentos, risas y aplausos, eco de otros tiempos. Frente a él la calleja que iba a las tenerías donde se trataban y curtían pieles, el Corral del Concejo y el Callejón del Esquileo.
(De mi libro, “Montijo, los surcos de la memoria”. Capítulo: Testigos de la luz del tiempo)
por Manuel García Cienfuegos | Nov 12, 2025 | Agenda Cultural
Cronista Oficial de Montijo y Lobón
La Biblioteca Municipal ‘María Jesús Rodríguez Villa’, acoge esta exposición que organizan la Asociación de Inmigrantes Vegas Bajas y la Biblioteca. Una muestra colectiva que reúne objetos, recuerdos, ropas tradicionales, libros y artesanías procedentes de diferentes países.
Cada pieza refleja una historia, una identidad y una manera de entender el mundo: son testimonios materiales de las raíces, los sueños y las realidades de quienes hoy forman parte de nuestra comunidad.
Podrá visitarse hasta el viernes 19 de diciembre en horario de la Biblioteca. Una oportunidad para descubrir la riqueza cultural que habita en Montijo, contada a través de los objetos que viajaron con sus protagonistas.
por Manuel García Cienfuegos | Nov 7, 2025 | Artículos
Cronista Oficial de Montijo y Lobón
Situada en la arteria central de Montijo y con el nombre de la que fue emperatriz de los franceses por su matrimonio con Napoleón III. Eugenia María Guzmán Portocarrero (Granada, 1826-Madrid, 1920), hija del VIII conde de Montijo, don Cipriano Portocarrero y Palafox (1784-1839) y María Manuela Kirkpatrick de Closeburn. Eugenia de Montijo, que así quiso llamarse, fue hermana de María Francisca Portocarrero Palafox (1825-1860), cuatro veces grande de España, por sus títulos de XII duquesa de Peñaranda de Duero, XVIII condesa de Miranda del Castañar, IX condesa de Montijo y Baños, que contrajo matrimonio con Jacobo Fitz-James Stuart y Ventimiglia, XV duque de Alba.
Antes de nominarse Avenida Emperatriz Eugenia, fue Arriba e Iglesia, tramo que iba desde la Plaza Mayor hasta el Campo de la Iglesia. En la actualidad está formada por la Avenida, Plaza de la Constitución y Castelar.
Llamo a la memoria de los quehaceres de este territorio: El cine Emperatriz, donde la luz corría por el pasillo en busca de la pantalla. La zapatería de Juan López. El estanco de Tirado. La taberna del Basero, Cristóbal Gil Hidalgo. La carnicería de María Cruz. El Banco Central. Cafetería Mariola. El Banco Hispano Americano, luego Central Hispano. El puesto de pipas y chucherías de Toribio Jiménez Díaz. El jardín que tuvo en su parte central la Avenida. El comercio de Manolo Piquito. Demetrio Holguín, que fue militar y tuvo una barbería, donde hoy está la Administración de Loterías. Juanita Holguín Pedraja, que cogía las carreras de las medias. Los hermanos Navarrete, que eran de Lucena y ponían, en la feria, allí, un puesto con artículos de ferretería. Tomás Holguín Pedraja, ganador de un concurso de mecanografía en la Feria, seguido por los hermanos Alejo y Santiago Mendo Galán. Paco el dulcero y sus bombones de bellota Loriana. Retales La Rambla, la Heladería Gradel (Gragera Delgado)… Pero especialmente enmarco los saludables paseos de las parejas, avenida para arriba, avenida para abajo.
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